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sábado, 22 de setembro de 2012

Gracias, con permiso, por favor...


MIÉRCOLES, 13 DE ENERO DE 2010 13:52 RAISA MARTÍN Y YANELA GONZÁLEZ

Jóvenes en la colas de las guaguas

Guantánamo.- El brindarle el asiento en el ómnibus a una anciana, un impedido físico, una mujer embarazada..., son hechos que se repiten con periodicidad en la mayoría de los jóvenes y no tan jóvenes. Sin embargo, lamentablemente esta afirmación no es tan así, pues todavía prevalecen ciertos  ademanes negativos en la  conducta social de algunos ciudadanos.
¿Cuántas veces usted no ha presenciado actos que denotan falta de educación formal? Me refiero a algunos jóvenes que a altas horas de la noche vociferan, rompen botellas en el medio de la calle después de disfrutar de una fiesta, interrumpen el paso sin antes pedir permiso, y hasta los que se hacen los dormidos para no ceder el asiento en una guagua a personas que, por problemas de salud, edad avanzada o cualquier otra razón limitante merecen este acto de cortesía.
También estoy segura de que en algún momento has dado las gracias por algún acto de cortesía  y el “ por nada”, no ha aparecido por ningún lugar. Es que el saludo o la retribución de un favor, al parecer,  está  fuera de moda para algunas personas, y, por ende, consideran anacrónicas  expresiones como: " gracias",  " con permiso", “para servirte”, " ¿me disculpas, por favor ".
Los buenos hábitos deben primar en las relaciones interpersonales, ellos perduran en la medida en que  volvamos nuestras miradas a  las buenas costumbres. El cubano es portador de una increíble simpatía, buen sentido del humor, compañerismo..., cualidades que, acompañadas de buenos modales, son imprescindibles en las relaciones humanas.
Opino que estos ademanes están ahí, cerca de nosotros, pero en ocasiones cuesta trabajo sacarlos a relucir. También es cierto que entre compañeros hay acomodo y nos adaptamos a no agradecer por que simplemente compartimos todos los días, sin embargo, esto no justifica  el utilizar las reglas de las buenas costumbres para que no se nos vayan como agua de entre las manos.
El compañerismo, la caballerosidad y el respeto, deben de prevalecer entre los individuos. No permitamos que la insensibilidad y la descortesía hieran los sentimientos de las personas. Seguro coincidimos en que no hacen falta tantos halagos, ni sendas palabras de agradecimientos, sólo basta una mirada o una sonrisa para agradecer el detalle o  un simple “muchas gracias”,  para retribuir la cortesía.


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